Una Historia Con Ignacio Iii


by Jojo <Jojo4@mailcity.com>

CAPITULO 3

Ring, ring....el timbre de la puerta. Las piernas de Ignacio empezaron a temblar. Carlos entro con un fajo de cuerda debajo del brazo. Antes de decir siquiera hola, se acerco a mi estudiante, que estaba de pie y desnudo en medio del salon. Le acaricio el pecho, los pezones, luego fue bajando hacia el culo lacerado, le dio unos pellizcos que le hicieron gemir. Luego le acaricio la entrepierna y, de manera brusca, le agarro el paquete y la polla, que estaba bastante flaccida, por el miedo supongo. El golpe le hizo estremecer un poco, pero no se movio mucho. Estaba aprendiendo.

"Pues parece que es verdad lo que me has contado. Te estoy muy agradecido por haber pensado en mi, ya sabes lo que disfruto con estos juegos y ultimamente no he tenido muchas ocasiones..... Creo que me has dicho que todavia le quedan cien latigazos. Yo te propongo que le demos solo cincuenta y cambiemos los otros cincuenta por un buen trabajo en su culo. No mas azotes, que veo que ya no puede aguantar mas. Estoy pensando en meterle un palo bien gordo y aspero, sin lubricante, claro. Que te parece?"

"Puedes hacer con el lo que te plazca, para eso te he llamado, y espero que disfrutes con ello. En el garaje probablemente encontraras algo que te sea util. Mientras tu buscas el palo yo empezare con los azotes, si te parece". Y dirigiendome a Ignacio:-"Preparate Ignacio. Ponte tieso y ni se te ocurra abrir la boca para otra cosa que no sea contar los golpes."

Cogi mi cinturon y empece con el primer golpe en el pecho, con la idea de que le diera en los dos pezones, pero solo acerte el izquierdo. "Este no cuenta, no me ha salido bien". Lo repeti. Ahora si dio de pleno en ambos pezones y parece que fue efectivo, porque Ignacio solto un gemido seguido de un .....Uno. Para los cinco siguientes segui la misma estrategia....dos, tres, cuatro....cinco. Luego me pase a las piernas, especialmente los muslos. Cada latigazo dejaba una marca bien definida, roja. "Igancio, quiero que saques esa tripa y tenses los abdominales todo lo que puedas". Los diez siguientes se centraron en el pecho y tripa. Despues de cada golpe el relajaba los musculos, pero al rato volvia a ponerse en posicion, con esfuerzo. Llegados a este punto, Carlos entro de nuevo en el salon.

"He encontrado este bate de beisbol en tu garaje. No te importara que lo use con Ignacio, verdad?, pero creo que tendras que ayudarme. Primero deberiamos atarle de alguna forma. Por favor, obligale a echarse encima de la mesa, boca abajo, y yo mientras le atare los tobillos a las patas de la mesa".

Yo hice como me sugeria Carlos. Al rato Ignacio estaba echado boca abajo encima de mi mesa de comedor, de madera maziza, y con las piernas atadas. Yo me subi encima a la mesa y, apretando mi zapato contra el cuello de Ignacio, le immobilice impidiendo que levantara su cuerpo. La cabeza le quedaba torcida, mirando fijamente a uno de los muros de mi salon. En esa posicion no podia ver ninguno de nuestros movimientos, solo sentir sus consecuencias en su suerpo. Como me excitaba la vision del chico desnudo, completamente expuesto a nuestra merced!. Con solo aplicar un poco mas de presion con mi zapato le hubiera ahogado, de ser ese mi deseo. Creo que Ignacio comprendio su posicion, ya que cerro los ojos y se agarro con fuerza a los bordes de la mesa, dispuesto a pasar por lo que fuera necesario. Su actitud era clara, el ya no dominaba a su cuerpo y nos lo ofrecia para que hicieramos con el lo que nos apeteciera. No hubo ni el mas minimo intento de lucha. Carlos se acerco con el bate y estubo cinco minutos intenando meterselo por el culo, sin ningun resultado. El tratamiento no era del todo inocuo, a juzgar por la fuerza creciente que tenia que usar para mantener el pecho de Ignacio pegado a la mesa. Carlos se dio cuenta de lo inutil de sus esfuerzos y se rindio ante la evidencia. Fue hasta la cocina y se trajo el bote de aceite. Echo un chorro por el culo de Ignacio y engraso el bate. Volvio a empezar con su empresa. Ahora todo era mas facil para Carlos, pero no para Ignacio, porque se atrevio a hablar, suplicando que pararamos. Carlos rapidamente le aclaro su situacion.

"Te hemos indicado claramente que no puedes hablar sin nuestro permiso. Estaba pensando en meterte el bate por el culo solo dos vecesa mas, pero como parece que no es suficiente tendras que pasar por ello diez veces. Ademas, Andres no te va a sujetar, tendras que mantenerte en posicion tu solito. Y adivina que pasara si te mueves."

"Muy buena idea Carlos, asi yo podre continuar con los latigazos en la espalda mientras tu trabajas su culo."

Ignacio agarro de nuevo los bordes de la mesa y tenso fuertemente todos sus musculos. Estaba sudando profusamente. Carlos saco el bate de su culo de un tiron e immediatamente volvio a meterselo. Una vez dentro, empezo a darle vueltas y meterlo mas adentro. Habia entrado ya casi un palmo. Lo saco otra vez bruscamente. Mientras tanto, yo cogi la correa y continue con los latigazos en la espalda. Asi estubimos durante al menos media hora. No se como fue posible, pero Ignacio resistio el castigo sin moverse o hablar. Era un chico valiente. Una vez hubimos acabado, lo desatamos. El permacecio en la misma posicion, sin moverse casi. Al ver que el castigo se habia acabado y estaba de nuevo libre, se dejo deslizar hasta el suelo, lloriqueando, y asi agachado se abrazo las piernas y permanecio en esa posicion durante un buen rato. Nosotros no le molestamos mas. Se habia ganado un buen descanso y tampoco parecia que pudiera resistir mucho mas.

Ya empezaba a anochecer y Carlos tubo que irse a su casa, de manera que volvi a quedarme a solas con mi estudiante, que seguia agachado al pie de la mesa, lloriqueando. Me acerque y le acaricie la mejilla. El me miro con sus ojos llorosos, pero no habia rabia en su expresion. Segui acariciandole la cara y jugando con su cabello, el mantenia la cabeza gacha. Me arrodille cerca de el y tire de sus pelos para que mi mirara cara a cara. Le seque las lagrimas con mis dedos y el me miro con agradecimiento;

"Bueno, Ignacio. Todo acabo por ahora. No te preocupes. No te volveremos a pegar, tranquilizate y seca esas lagrimas." Una sonrisa se esbozo en su cara. Empece a acariciarle el pecho, resiguiendo con mis dedos las marcas que habia dejado la correa.

–"Y ahora vistete y deja de gimotera como un ninno". Le acerque sus jeans, que se puso en seguida olvidandose de los calzoncillos. Me sente en el sofa y le pedi que se sentara a mi lado. Hice que se acostara sobre mi regazo y continue acariciando su torso y las marcas de la correa durante mucho rato. Al final el cerro los ojos y se durmio de puro agotamiento. No lo moleste y me fui a mi habitacion a descansar.

Al dia siguiente, cuando entre en el salon, vi que Ignacio continuaba acostado en el sofa, llevando puesto unicamente sus jeans. La mayor parte de las marcas de la correa habian desaparecido, solo algunas, las mas fuertes, habian dejado una moraton como recuerdo del dia de ayer. Me preguntaba que aspecto tendria su culo, seguro que exhibiria un morado alzado. Pero, ?porque no comprobarlo con mis propios ojos?.

"Ignacio!" grite, "de pie immediatamente. No has preparado mi desayuno". Abrio los ojos y tardo un rato en saber donde se encontraba. Se puso de pie tambaleandose y adopto una pose militar. "Dormilon...., ya has empezado mal el dia! Echate immediatamente sobre el respaldo del sofa." Me hizo caso. Se dirijio a la parte trasera del sofa y se reclino encima, apoyando sus manos en el asiento y dejando su culo bien alzado. Seguro que temia una buena azotaina. Unos suaves golpes aplicados sobre sus piernas bastaron para que las separara un poco. Me acerque y examine su espalda, que tenia mucho mejor aspecto que ayer. Le acaricie el pecho, los abdominales, Acerque mi mano al ombligo y empece a jugar con sus pelos, que eran abundantes. Era una de las pocas cosas que no me gustaban de Ignacio, todo ese vello pubico. Los jeans me impedian bajar mas, de manera que los desabroche, abri la cremallera y los deslice hasta sus rodillas, donde se quedaron atascados. Que vision! Su culo ya no era niveo como ayer sino que aparecia cubierto de manchas moradas y negruzcas. Su polla comletamente empalmada. La agarre con mi mano izquierda ya que necesitaba mi derecha para presionar sus moratones y comprobar que su culo seguia dilatado. No puede resistir mas y empece a follarmelo con avidez. Todo el tiempo el mantenio su posicion y no abrio la boca. Su polla pampoco perdio la turgencia, a pesar del dolor que yo debia causarle al penetrarlo con fuerza. Al rato me corri y me fuy a duchar. Al volver alli seguia Ignacio, exactamente igual a como yo lo habia dejado. Le mande ponerse de pie de cara a la pared, desnudo, evidentemente y con las piernas bien abiertas y los brazos en alto. Asi lo deje durante varias horas y solo de vez en cuando me acercaba para estrujar un poco sus huevos. Aprobeche para hacerle fotos de todas las maneras posibles. Desgraciadamente el domingo tenia asuntos que resolver y me vi obligado a mandar Ignacio a casa al medio dia, no sin antes recordarle que queria verle en el buffet a las nueve de la mannana sin falta.

Fin del capitulo 3. Si te ha gustado, no dudes en mandarme tus comentarios, eso me ayudara a escribir mas capitulos de la historia.


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