Desnudo, de rodillas, con las piernas abiertas y con el culo hacia arriba con mi agujero a su disposición, respetuosamente le escribo y suplico que considere esta solicitud de mi indigna persona para ser esclavo suyo.
La primera tarea del esclavo es el servicio _s_e_x_ual de su Amo. Se me podrá utilizar de cualquier forma que le divierta mientras sea segura (desde el punto de vista de las ETS, incluido SIDA). Espero que mi ano sea entrenado para aceptar cualquier cosa que mi amo quiera meter en él cuando le dé la gana. Todo mi cuerpo estará a su disposición y disponible las 24 horas del día, 7 días a la semana.
Creo firmemente en la disciplina como forma de educación y mejora del esclavo. Entiendo que se me podrá castigar de todas las formas que considere adecuadas en cualquier momento. Los castigos debieran aplicarse inmediatemente a continuación de la falta cometida por mí y debiera quedar claro de qué forma se espera que mejore. Las faltas pueden tomar cualquier forma aunque nunca se deberán a la desobediencia directa. Por ejemplo se me puede ordenar limpiar las botas de mi Amo con mi lengua, y si no lo he hecho bien del todo dejando algo sucio o no he puesto todo el entusiasmo que debiera en servir a mi Amo, es causa justificada para un castigo. La falta de entusiasmo al obedecer una orden directa de mi Amo es siempre causa justificada de castigo. Los castigos pueden tomar muchas formas, desde la humillación al castigo corporal. Por ejemplo, poner al esclavo sobre las rodillas del Amo para unos buenos azotes en el culo combina eficazmente ambos aspectos. Pero mi Amo puede elegir aquellos instrumentos que le parezcan más apropiados en cada momento para ejecutar el castigo, como la vara, el cinturón, la fusta, etc... Lo único que debe quedar claro es que no debe quedar huella permanente del castigo (aunque sí que dure semanas). Al terminar un castigo agradeceré al Amo el haber sido justamente castigado y besaré la mano que utilizó para castigarme. Uno de los aspectos más importantes del trabajo de un esclavo es proporcionar al Amo un juguete _s_e_x_ual siempre a su servicio. En este sentido el Amo puede decidir en un momento dado torturar al esclavo para su placer y diversión. En este caso, debe quedar claro de que se trata de una diversión del Amo y no de un castigo y se respetarán los genitales y pezones del esclavo.
Un esclavo al servicio de su amo debe estar en una situación de permanente humillación. En el interior de la casa se me mantendrá siempre desnudo o con arnés o aquellos elementos necesarios para limitar mi libertad (cuerdas, cadenas, esposas, etc...). Se me podrá afeitar todo el cuerpo para no tener ninguna parte de mi cuerpo oculta a mi Amo. Si el Amo tiene invitados en su casa me podrá enseñar y utilizarme como diversión para sus amigos, por ejemplo haciéndome jugar conmigo mismo con un consolador o utilizándome para algún tipo juego (como el tiro al blanco). Otra forma de humillación vendrá dada por las reglas que se me imponga, por ejemplo no podré utilizar ningún utensilio ni mueble de la casa. Para comer, lo haré, naturalmente, del suelo en un cuenco de mascota y utilizando sólo la boca. Dormiré en el suelo. No podré hablar, mear ni cagar sin el permiso expreso de mi amo y cuando tenga que pedir ese permiso lo haré como se me haya indicado y siempre con el máximo respeto. Cuando mis servicios no sean requeridos, se puede mantenerme encerrado en una jaula, habitación o atado, en cadenas, esposas de una forma inescapable. Se me puede utilizar para todo tipo de tareas domésticas, aunque si estoy solo en casa se debiera dejarme al menos esposado. Si no estoy retenido de la forma anteriormente citada, cuando llegue mi Amo a casa me pondré inmediatamente de rodillas a sus pies, le besaré la mano y a continuación me pondré a limpiarle las botas o zapatos con mi lengua independientemente de su estado. Esta y otras tareas que se le puedan ocurrir (estoy seguro de que lo que aquí pongo es una mínima fracción de todas las cosas que usted piensa hacerme) pueden estar pensadas específicamente con el fin de humillarme. Cuando no se me diga en un momento dado lo que tengo que hacer, me pondré a los pies del Amo en la forma que describo en el encabezado de esta carta, que considero la posición reglamentaria del esclavo, hasta que mi amo me indique otra. No podré jugar conmigo en ningún momento, se me debiera mantener en permanente tensión _s_e_x_ual para asegurarse mi obediencia, aunque la disciplina también genera un elevado deseo de obedecer por mi parte. Para esto es posible utilizar aquellos aparatos de castidad (cinturones de castidad, etc...) que se estimen oportunos. Si violo esta regla debo ser severamente castigado. En público o fuera de casa también se me mantendrá en esta situación de humillación permanente mediante humillaciones semi-privadas, que pueden tomar diversas formas. Por ejemplo, haciéndome llevar pantalones de ciclista de lycra que traspasan mucho sin ropa interior, o con ropa interior femenina. O llevar pantalones vaqueros rasgados, muy rasgados, que muestren estratégicamente más cosas de lo que es normal, por ejemplo el culo afeitado y con rastros de haber sido bien azotado (no llevando ropa interior o llevando un suspensorio). También se puede dejar un agujero a la altura adecuada para que el Amo tenga en todo momento acceso al agujero que le pertenece y pueda meterme el dedo en el ano estando en cualquier sitio. Otra forma de humillación es que lleve una mano en el bolsillo del pantalón pero por dentro esta mano está esposada a mis huevos. Otra forma de humillación es el insulto, mi Amo puede llamarme absolutamente cualquier cosa en cualquier momento. Con el fin de que yo no olvide que soy su esclavo, mi Amo incluso debiera utilizar los insultos con cierta frecuencia.
Respetuosamente, de rodillas, le saluda su candidato a esclavo: